La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, que nos envuelve y nos protege. Por ello, debemos cuidar su superficie ante los agentes externos, la contaminación, los cambiantes estados climatológicos, el aire acondicionado, la calefacción, las bacterias, etc.
La piel está provista de su capa de protección natural «el manto ácido», o emulsión o capa hidrolipídica» compuesta por una segregación equilibrada entre su glándula sebácea y sudorípara, junto con la humedad y queratinización. Esta capa debe estar en condiciones, con un PH algo ácido, para que pueda proteger la piel adecuadamente, pero los multifactores mencionados anteriormente interfieren en su estabilidad. Por este motivo, para la correcta protección, salud y belleza de la piel es necesario contribuir a compensar la falta o exceso de los componentes necesarios con una rutina de cuidao facial adecuada a las necesidades de cada persona.
Además, hoy en día, no solo debemos protegernos de los factores externos, sino también de los desequilibrios en la alimentación, el estrés, la falta de sueño, el tabaco, el exceso uso de las pantallas, etc. Es necesario cuidar y proteger la piel con productos de limpieza que respeten el PH y nada astringentes y cosméticos que aumenten su grado de humedad e hidratación, y por tanto, su autoprotección.